sábado, 8 de junio de 2013


Se alimentan de mi sangre,
los bichos que viven conmigo en mi habitación.
Dejan sus huellas en mi piel.
En una semana no habrá ni rastro de su paso.
Son bichos aburridos, inofensivos.
Prefiero arriesgarme a que su picadura pueda decidir sobre mi
muerte.