Me doy cuenta que al escribir tengo la
manía de abusar de la conjunción Y.
Puede que se deba a mi estúpida
obsesión por darle conexión a los acontecimientos de mi vida, a mis
pensamientos. Aunque normalmente sean tan dispares que ni la fuerza Y
es capaz de establecer un nexo de unión.
También abuso de los espacios en
blanco.
Dan tiempo para pensar.
Quizás demasiado.
Pero permiten respirar.
Por favor, un poco de distancia
virtual,
porque la geográfica es más que
evidente.
Es posible que mañana cambie de
parecer. Si es así, lo enlazaré con un Y.
Y seguiré como si nada, como cada día,
o cada no-día.
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