Abrí los ojos con esfuerzo. Y las vi. Allí seguían las estrellas que
había pegado en el techo de mi habitación cuando aún soñaba con ser astrónoma.
Entonces todo volvió a mi mente como si de una lluvia de meteoritos se tratase.
Me arrepentí de haber despertado porque eso significaba que respirar volvería a
doler.
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